Más allá de cumplir con los requisitos administrativos, captar financiación pública requiere contar con un plan de gobernanza sólido. Mario Jáñez, Strategic Consulting Specialist en FI Group, nos comparte su visión sobre cómo estructurarlo para generar impacto en la estrategia de crecimiento e innovación de tu empresa.
Desde mi experiencia, un modelo de gobernanza no es simplemente un conjunto de procedimientos internos, sino un marco estratégico y operativo que define como una organización se prepara, coordina y gestiona la financiación pública. Su finalidad no es únicamente tramitar ayudas, sino construir una estructura clara que permita identificar las convocatorias adecuadas, alinear a los distintos equipos implicados y garantizar que los fondos se utilicen de forma eficiente y conforme a la normativa. En este sentido, se puede comparar con el “sistema nervioso” de la empresa, porque conecta la estrategia de innovación con los mecanismos de financiación disponibles.
Para que un plan de gobernanza sea realmente eficaz debe integrar, al menos, cuatro elementos:
Uno de los errores más habituales es entender el plan de gobernanza como un simple documento creado para “cumplir con el expediente”, en lugar de verlo como una herramienta viva que debe implementarse en la práctica diaria, ya que cuando esto ocurre, el modelo pierde su verdadero valor estratégico.
Otro fallo frecuente es que muchas empresas olvidan involucrar desde el inicio a las áreas financieras y de control, desencadenando un problema crítico durante la fase de justificación, donde la trazabilidad de los gastos y el rigor en la gestión son imprescindibles para evitar riesgos de incumplimiento.
Cada convocatoria presenta particularidades que requieren un enfoque distinto, ya sea por el nivel de madurez tecnológico, el tipo de partenariado requerido o las condiciones de elegibilidad. Por ello, considero fundamental contar con un modelo de gobernanza flexible, capaz de ajustarse a distintos contextos y evitar respuestas improvisadas que suelen retrasar la preparación de propuestas y, en muchos casos, la pérdida de oportunidades.
Por ejemplo, en convocatorias europeas con consorcios internacionales, la prioridad recae en coordinar a los socios y en gestionar adecuadamente toda la documentación. En cambio, en programas regionales de inversión, el factor crítico suele ser la rapidez y la capacidad de reacción interna para preparar la documentación en plazos muy ajustados.
Por este motivo, la clave está en diseñar un modelo base robusto que sirva como estructura central, pero que incorpore la flexibilidad necesaria para adaptarse a las particularidades de cada convocatoria y sector, garantizando así eficiencia, cumplimiento y alineación con los objetivos estratégicos de la empresa.
En FI Group acompañamos a las organizaciones a lo largo de todo el ciclo de la financiación pública. Además, aportamos la experiencia acumulada de trabajar con múltiples sectores y convocatorias, lo que nos permite diseñar modelos de gobernanza adaptados a la realidad y necesidades de cada cliente. Nuestro rol no es solo técnico, sino también estratégico, ya que ayudamos a anticipar tendencias, a alinear los proyectos con los objetivos de la compañía y a maximizar la captación de fondos disponibles. Por último, aportamos la tranquilidad de contar con especialistas que conocen en profundidad tanto la normativa como las mejores prácticas de gestión, reduciendo riesgos y garantizando resultados.
La digitalización se ha consolidado como uno de los pilares estratégicos para la transformación de las empresas en Europa. Saioa Maritxalar, nuestra Head of Digital & Media, expone las claves del futuro de la transformación digital y el papel clave de FI Group como socio estratégico para el desarrollo y crecimiento de las empresas.
Efectivamente, la transformación digital ha avanzado a gran velocidad en los últimos años, pero sin duda nos encontramos en el momento de mayor expansión de la era digital debido a la irrupción de la inteligencia artificial generativa.
No se trata únicamente de automatización, producción y eficiencia; hablamos de una nueva forma de pensar, de crear y de decidir, y este, sin duda, es el nuevo reto de las empresas para el futuro.
Para adaptarse, deberán invertir en talento digital, fomentar una cultura de innovación abierta y, sobre todo, entender que la IA no es solo una herramienta, sino un nuevo lenguaje que hay que aprender a gestionar. La clave está en combinar visión estratégica con experimentación ágil, y en saber traducir el potencial tecnológico en valor real para los clientes y para la sociedad en general.
La transformación digital fue uno de los cuatro ejes transversales del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que diseñó el Gobierno de España para canalizar de los fondos NextGenerationEU. Aunque el inicio presentó ciertos retos, se logró una implementación eficaz y, aun estando lejos de los objetivos ambiciosos que se fijaron; finalmente, la financiación está llegando a las empresas.
Sin ir más lejos, desde FI Group, este mes de septiembre, estamos presentando proyectos de Inteligencia Artificial para la convocatoria RedIA. Asimismo, también está abierta la segunda convocatoria del PERTE CHIP para el impulso de la cadena de valor de la microelectrónica y de los semiconductores.
Adicionalmente, la Comisión Europea y los Estados miembros también están fomentando la inversión en proyectos digitalización, a través de diversas convocatorias europeas y de los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI). En este último caso, se ha establecido en estos grupos de trabajo que, tres de los cuatro próximos IPCEIs, sean de tecnologías digitales (IA federada y distribuida, Semiconductores y Edge-Computing).
No obstante, no todas ellas están fácilmente al alcance porque requieren de un gran compromiso por parte las empresas, pero con el acompañamiento adecuado, las oportunidades que van emergiendo pueden materializarse.
FI Group no es solo una empresa de consultoría de gestión de la financiación o tramitación de ayudas. Desde su nacimiento, y especialmente en los últimos años, FI Group se ha consolidado como un partner estratégico que acompaña a todas aquellas empresas que quieran desarrollarse y seguir creciendo en todo el ciclo de la vida de los proyectos, desde la idea inicial hasta la justificación final.
Gracias al expertise técnico y jurídico de sus equipos, formamos parte del equipo de proyecto de la empresa, asesorando técnicamente su enfoque y garantizando el encaje jurídico en todos los incentivos que trabajan.
Por otro lado, disponemos de una metodología innovadora y propia, que implementamos con herramientas digitales desarrolladas exclusivamente para tal fin, dando un servicio único en el sector.
La principal barrera con la que se siguen encontrando las empresas es la ausencia de una voluntad real de los organismos para ayudar en los procesos de innovación y transformación.
En primer lugar, se encuentran las dificultades burocráticas a las que se deben hacer frente para obtener los fondos que les ayuden, parcialmente, para poder invertir en la digitalización (mucha documentación, muchos requisitos que cumplir, etc.).
Y, en segundo lugar, los impedimentos de la propia administración antes y después de la tramitación, que, lejos de impulsar a las empresas a la aplicación de los incentivos, los alejan con interpretaciones restrictivas de la legislación que deniegan las ayudas e incentivos a los que han aplicado.
De esta forma, nos encontramos con las deducciones fiscales por innovación tecnológica y con las bonificaciones a la Seguridad Social por personal investigador que, en los últimos años, están sufriendo una serie de contratiempos importantes que desincentivan su uso por parte de las empresas.
Por lo tanto, es imprescindible que los organismos tengan una línea de actuación unificada, que alineen sus interpretaciones y transmitan una directriz única.
El crecimiento exponencial de la Inteligencia Artificial ha sido de tal envergadura, que no hay un sector concreto que haya decidido desarrollar una política de transformación digital y la onda expansiva se ha dirigido a todo el tejido empresarial. Todos los sectores han visto del impacto en la productividad que pueden generar estas soluciones y todas ellas están invirtiendo, en la medida de lo posible, en las mismas.
Concretamente, sabemos que el sector salud es uno de los más relevantes para el avance de una economía y una sociedad, y podríamos decir que las soluciones de e-health están teniendo un papel muy relevante, de liderazgo claro. También las empresas energéticas y las relacionadas con la defensa están impulsando la digitalización en sus procesos y compañías.
La gestión financiera es una de las tareas más complejas para los beneficiarios de proyectos europeos, ya que implica regulaciones estrictas, documentación detallada y altas expectativas de transparencia y trazabilidad. Como resultado, muchos proyectos corren el riesgo de sufrir reducciones en la financiación debido a un débil control presupuestario y errores en la justificación de los cotes.
La financiación de la Unión Europea puede cubrir diferentes tipos de costes, dependiendo del programa o convocatoria específica. Los más habituales son:
Entre los distintos modelos de financiación disponibles, el modelo de coste real es el más exigente en términos de documentación, trazabilidad y cumplimiento. Sin embargo, sigue siendo uno de los más utilizados en ciertos programas, por lo que es esencial que los gestores de proyectos y los responsables financieros lo dominen.
El modelo de coste real reembolsa a los beneficiarios en función de los gastos reales, incurridos y elegibles. Esto significa que solo se aceptarán los gastos que cumplan criterios estrictos. Por lo tanto, este modelo exige un alto nivel de disciplina financiera, coordinación interna y control.
La elegibilidad es la base de la justificación de costes. Para determinar si un coste es elegible para ser subvencionado, pregúntate lo siguiente:
Estos son algunos problemas frecuentes que conviene evitar:
Mientras que el modelo de coste real es el que requiere un mayor nivel de detalle, existen otros modelos que ofrecen alternativas más sencillas, aunque también presentan desafíos:
Las auditorías tienen como objetivo garantizar que los fondos de la Unión Europea se utilicen de forma correcta, transparente y conforme al Acuerdo de Subvención. Estas auditorías pueden ser financieras, técnicas o ambas, y pueden realizarse durante el proyecto o hasta dos años después del pago final.
Cuando se supera un determinado umbral de subvención o gasto, las auditorías financieras son obligatorias. Además, pueden realizarse auditorías financieras y/o técnicas por selección aleatoria, controles sistémicos o investigaciones antifraude.
Por este motivo, para estar preparado ante una posible auditoría:
El equipo de ayudas europeas en FI Group cuenta con expertos en gestión financiera, justificación y auditoría de proyectos financiados por la UE, así como en redacción de propuestas y en comunicación y diseminación. ¡Contáctanos para darte soporte!
Este artículo tiene carácter informativo y se ha adaptado al marco regulatorio de Horizonte Europa. No obstante, algunos programas y convocatorias pueden tener sus propias reglas y requisitos, que siempre deben consultarse.
El automóvil no es solo un motor de la economía europea: es también un terreno donde se juega la carrera global por la innovación.
La Comisión Europea ha lanzado nuevas medidas para asegurar que la industria automotriz de la UE mantenga su liderazgo frente a los grandes competidores internacionales, apostando por sostenibilidad, digitalización y nuevas formas de movilidad.
El sector europeo del automóvil atraviesa una transición decisiva: electrificación, reducción de emisiones, digitalización de procesos productivos y conectividad de los vehículos.
La estrategia comunitaria pone el foco en apoyar a fabricantes, pymes y proveedores en este cambio, garantizando que Europa siga marcando el rumbo de la movilidad global.
La Comisión subraya que no basta con adaptarse: Europa debe liderar la innovación automotriz. Para ello, impulsa políticas que fortalecen la cadena de valor, atraen inversión en tecnologías limpias y apoyan el desarrollo de plataformas digitales para la movilidad.
El objetivo es claro: que la industria europea no pierda terreno frente a Estados Unidos o Asia en el diseño de la movilidad del futuro.
El refuerzo del sector no solo asegura coches más sostenibles y conectados, también significa protección del empleo cualificado en Europa, creación de nuevos perfiles profesionales ligados a la innovación y una mayor aportación del sector a la economía comunitaria.
En definitiva, la estrategia busca que la automoción siga siendo un pilar industrial y económico para la UE.
A través de los Certificados de Ahorro Energético (CAEs), las empresas que consiguen reducir su consumo energético tienen la posibilidad de transformar esos ahorros en un valor añadido para su organización. Esto se traduce en ingresos adicionales, capacidad de reinvertir en nuevas mejoras y un refuerzo directo de su competitividad en el mercado.
Aunque todas las compañías, independientemente de su tamaño o actividad, tienen la posibilidad de acceder a los CAEs, existen determinados sectores donde su impacto es especialmente relevante. A continuación, presentamos seis de ellos: automoción, logística, construcción, industria, turismo y agricultura.
El sector de la automoción atraviesa un momento marcado por la electrificación, la digitalización de procesos y la necesidad de cumplir con normativas cada vez más exigentes en materia de emisiones. Todo ello supone un consumo energético considerable en fábricas, talleres y concesionarios, pero también múltiples oportunidades de ahorro.
De esta forma, los CAEs permiten reconocer el valor de proyectos como:
La logística es uno de los sectores más intensivos en consumo energético, tanto por la movilidad constante de mercancías como por la operativa de grandes almacenes. Por ello, el margen de mejora es bastante amplio, y los CAEs se presentan como una palanca clave para impulsar esta transformación.
Entre los proyectos más habituales que pueden generar CAEs destacan:
La construcción y rehabilitación de edificios es también uno de los sectores con mayor potencial de ahorro energético. No solo por el volumen de actividad que representa, sino también por la exigencia normativa en materia de eficiencia en la edificación.
Para aprovechar estas oportunidades, los CAEs son aplicables a iniciativas como:
El sector industrial concentra un gran consumo energético en el país, lo que lo convierte en un candidato ideal para aprovechar al máximo los beneficios de los CAEs, ya que la competitividad de la industria depende en gran medida de la eficiencia de sus procesos.
Algunas actuaciones que pueden generar CAEs en este sector incluyen:
El turismo es un motor clave de la economía española, con miles de establecimientos que operan a diario y consumen grandes cantidades de energía. En este contexto, los CAEs permiten a los hoteles y complejos turísticos transformar la eficiencia energética en un valor tangible, obteniendo un retorno económico y reforzando su competitividad.
Entre los proyectos más habituales que pueden generar CAEs destacan:
Por último, la agricultura depende cada vez más de la tecnología y de sistemas de riego, almacenamiento y producción, que requieren energía de manera constante. Por lo que la capacidad de controlar y optimizar esos consumos no solo reduce costes, sino que también incrementa la eficiencia de toda la explotación.
Algunas actuaciones que pueden generar CAEs en este sector incluyen:
Europa se enfrenta a un momento clave para reforzar su posición en investigación y tecnología. La Comisión Europea ha puesto en marcha una Estrategia Europea de Infraestructuras de Investigación y Tecnología que busca consolidar un ecosistema de innovación más sólido y conectado.
Con el apoyo de nuevos marcos de financiación y programas como Horizonte Europa y Erasmus+, la UE pretende impulsar proyectos de investigación de alto impacto, fomentar la colaboración entre Estados miembros y acelerar la transición hacia una economía verde y digital.
La estrategia europea se centra en modernizar y expandir las infraestructuras de investigación, creando centros de excelencia que faciliten la colaboración científica a nivel continental.
Estas infraestructuras no solo aumentan la capacidad tecnológica de Europa, sino que también sirven como catalizadores para proyectos innovadores en áreas estratégicas como la energía sostenible, la inteligencia artificial y la biotecnología.
El rediseño de los marcos de financiación de Horizonte Europa y Erasmus+ asegura que los proyectos de investigación cuenten con recursos sostenibles y eficientes.
La Comisión Europea ha definido criterios claros de selección y mecanismos de seguimiento para garantizar que las inversiones generen un impacto tangible, fortaleciendo la competitividad de Europa y su resiliencia frente a desafíos globales.
En su intervención más reciente, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, insistió en la relevancia de estas iniciativas, destacando que una Europa más innovadora y tecnológicamente avanzada es clave para su soberanía y liderazgo global.
Esta visión subraya la relación entre infraestructuras de investigación, financiación estratégica y las prioridades europeas de transición verde y digital.
Con la implementación de esta estrategia, se espera un aumento de la colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas, generando un ecosistema más dinámico y eficiente.
La implementación de esta estrategia no solo fortalece la investigación, sino que también dinamiza la economía del conocimiento en Europa.
Al facilitar el acceso a infraestructuras de alto nivel y financiación estratégica, se fomenta la formación de talento altamente cualificado, la creación de empleo en sectores innovadores y la atracción de inversiones privadas y públicas.
De este modo, Europa no solo consolida su liderazgo científico, sino que también refuerza su competitividad global y su capacidad para transformar la innovación en crecimiento económico tangible.
En un momento en el que la innovación sanitaria avanza a gran velocidad, la financiación se ha convertido en un factor clave para transformar ideas en soluciones reales que mejoren la calidad de vida de las personas.
La digitalización, la sostenibilidad, la biotecnología y la protección de datos marcan hoy la agenda del sector salud. Para profundizar en estos retos y oportunidades, Belén Marzo, Head of Health de FI Group España, comparte su visión sobre el presente y el futuro de la innovación en salud.
En el ámbito sanitario, estamos observando un creciente interés en proyectos vinculados a la inteligencia artificial y el big data. La capacidad de analizar grandes volúmenes de datos clínicos en tiempo real, generar modelos predictivos y apoyar el diagnóstico médico se ha convertido en un área prioritaria de financiación. En los próximos meses contaremos en España con la convocatoria RedIA enfocada justo a este ámbito, y que tendrá una dotación de 50 millones de euros. Este programa representa una oportunidad estratégica para empresas tecnológicas con soluciones basadas en IA que busquen implantarse en el sistema sanitario español.
La IA aplicada a la medicina personalizada, la optimización de recursos hospitalarios y el desarrollo de terapias más eficaces, concentran parte de las oportunidades de financiación pública y europea, al estar alineadas con los objetivos de digitalización y eficiencia del sistema de salud.
En paralelo, la nanomedicina y la biotecnología representan áreas con un alto potencial transformador. Se están impulsando convocatorias orientadas al desarrollo de terapias avanzadas, sistemas de liberación controlada de fármacos, biomateriales innovadores y vacunas de nueva generación. Entre otras, encontramos en nuestro futuro:
En el ámbito sanitario, destacan las deducciones fiscales por I+D+i, que representan el incentivo más estable y transversal de apoyo a la investigación en España. Permiten a hospitales, centros de investigación y empresas biosanitarias reducir, de forma significativa, su carga fiscal en función de la inversión realizada en actividades de investigación, desarrollo e innovación tecnológica.
Las deducciones también contribuyen al fortalecimiento del empleo científico, ya que pueden combinarse con la bonificación del 40% en las cotizaciones a la Seguridad Social del personal investigador, lo que reduce el coste laboral de perfiles altamente cualificados.
Todo ello compatible con otras ayudas públicas de carácter nacional, autónomico o europeo. De este modo, la empresa puede beneficiarse de subvenciones directas y, al mismo tiempo, optimizar su fiscalidad con la deducción de la parte no cubierta.
A nivel de subvenciones nacionales, organismos como el CDTI impulsan programas estratégicos (por ejemplo, Proyectos de I+D en cooperación, Misiones Ciencia e Innovación o los programas Innterconecta y Líneas Directas de Innovación), orientados a iniciativas disruptivas en biotecnología, salud digital, terapias avanzadas o dispositivos médicos innovadores.
Otra línea de gran interés son los Proyectos en Colaboración Público-Privada (CPP) gestionados por la Agencia Estatal de Investigación (AEI). Están concebidos para fomentar la transferencia de conocimiento mediante consorcios formados por empresas y organismos públicos de investigación.
Por otra parte, cabe destacar a MINTUR (Ministerio de Industria y Turismo) con el plan de innovación y sostenibilidad para la industria farmacéutica y biotech, como el plan PROFARMA, de apoyo a la industria farmacéutica, en colaboración con el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
En el ámbito europeo, existen varias líneas de financiación que resultan especialmente relevantes para las compañías del sector salud y biotecnología, tanto por el volumen de recursos disponibles como por la alineación con las prioridades estratégicas de la Unión Europea.
En primer lugar, destaca Horizonte Europa y, en concreto, el Clúster 1: Salud, que constituye el principal instrumento de apoyo a proyectos de I+D en este campo. Las convocatorias publicadas para 2025 se estructuran en seis “Destinations”, que abarcan desde la salud preventiva y los entornos de vida y trabajo saludables, hasta los sistemas sanitarios innovadores, el estudio de enfermedades y el desarrollo de nuevas herramientas y datos en biomedicina.
De manera complementaria, el programa Eurostars (iniciativa conjunta de EUREKA y la Comisión Europea), dotada de 3.450.000 € en la última convocatoria, es una oportunidad interesante para pymes innovadoras que deseen impulsar proyectos internacionales en consorcios reducidos.
En cuanto a EU4Health, gestionado por la Agencia Ejecutiva Europea de Salud y Digital (HaDEA), y dotada de 30M€, está orientado a la creación de capacidades, formación, digitalización del sector sanitario e implementación del Espacio Europeo de Datos de Salud. Una línea prioritaria para empresas que desarrollen soluciones digitales y busquen su despliegue en los sistemas de salud europeos.
Por último, el Programa Europa Digital (Digital Europe Programme, DEP), con 1.300M€, aunque no está específicamente enfocado en biomedicina, incorpora líneas dirigidas a la salud digital, ciberseguridad hospitalaria e interoperabilidad de los historiales clínicos electrónicos. Es una herramienta para empresas que trabajen en el ámbito de la integración de datos y la protección de la información en el sector sanitario.
Las nuevas normativas ambientales, en especial las relacionadas con la huella de carbono, están generando un impacto creciente en hospitales y empresas del sector biosanitario. Estas organizaciones se ven llamadas a integrar criterios de sostenibilidad en su gestión, tanto en el uso de recursos energéticos y materiales como en la reducción de emisiones asociadas a sus procesos.
Este marco regulatorio no solo supone una obligación, sino también una oportunidad estratégica para avanzar hacia modelos de salud más sostenibles y eficientes. En este sentido, existen diferentes instrumentos de financiación pública —a nivel nacional y europeo— que apoyan la descarbonización de instalaciones hospitalarias, la eficiencia energética, la gestión circular de residuos sanitarios y la incorporación de tecnologías limpias en la industria biosanitaria.
Esta transformación se está viendo acompañada por programas de financiación específicos, tanto en España como en el marco europeo:
Desde FI Group, ayudamos a que hospitales y empresas del sector identifiquen y accedan a estos programas de apoyo, de modo que la adaptación normativa se convierta en una palanca de innovación y competitividad, y no solo en un requisito regulatorio.
En los próximos años, el sector sanitario y farmacéutico se enfrenta a una serie de retos complejos que conviven, al mismo tiempo, con oportunidades de enorme impacto para la innovación.
Principalmente, la traslación de la innovación científica al entorno clínico. A pesar de los avances en biomedicina, persiste una brecha entre la investigación básica y su aplicación real en hospitales y centros de salud. Reducir esta distancia requiere validar nuevas tecnologías a través de ensayos clínicos multicéntricos, acelerar los procesos de adopción y contar con marcos regulatorios más ágiles.
Asimismo, la regulación es otro de los puntos críticos. En los próximos años se consolidarán normativas como el Reglamento Europeo de Ensayos Clínicos y el de Dispositivos Médicos, que exigirán a las empresas farmacéuticas y biotecnológicas una mayor capacidad de adaptación, sumado a la creciente presión en materia de protección de datos y ciberseguridad. La historia clínica digital interoperable y el Espacio Europeo de Datos de Salud se convertirán en la base para la innovación en IA y big data.
Los sistemas sanitarios deberán, además, afrontar un equilibrio cada vez más complejo entre la innovación y la sostenibilidad. El alto coste de terapias disruptivas choca con presupuestos limitados. Tanto hospitales como empresas biosanitarias estarán obligados a reducir su huella de carbono y avanzar hacia cadenas de suministro más sostenibles.
Por otra parte, la atracción y retención de talento especializado se perfila como un reto transversal.
No obstante, el sector se encuentra también con un amplio abanico de oportunidades. La medicina personalizada y de precisión seguirá expandiéndose, apoyada en el desarrollo de biomarcadores, herramientas de diagnóstico y plataformas multi-ómicas.
Al mismo tiempo, la inteligencia artificial tendrá un papel cada vez más determinante: desde algoritmos para el apoyo al diagnóstico en imagen médica o la predicción de respuesta terapéutica, hasta la IA generativa aplicada al descubrimiento de fármacos y al reposicionamiento de compuestos. Este desarrollo irá acompañado de la expansión de la salud digital y la telemedicina, que incorporarán de manera progresiva dispositivos de monitorización remota, wearables y sistemas interoperables, alineados con las estrategias europeas.
Finalmente, la colaboración público-privada será un motor esencial de esta transformación. Esta dinámica no solo acelerará la llegada de nuevas soluciones al mercado, sino que también posicionará a España como un hub estratégico en el ámbito de la biotecnología y los ensayos clínicos dentro del espacio europeo.
En resumen, la innovación en salud en el corto y medio plazo estará marcada por la tensión entre regulación, sostenibilidad y costes, pero también por la oportunidad de liderar la transición hacia una medicina más personalizada, digital y centrada en el paciente.